Cuando escuchas autovaloración puede que lo asocies con los valores humanos y morales aprendidos en casa o con el amor propio.
Ok, está bien, pero veamos ¿qué es la autovaloración?
Según la psicología, se refiere al conjunto de características y conceptos que una persona tiene de sí misma.
Esta definición está clara y es la aceptada por la sociedad, sin embargo, no tiene mucho que ver con el análisis de autovaloración que desarollaré aquí y la razón por la que para mí es la clave del empoderamiento femenino.

Y es que el empoderamiento se ha vuelto tendencia en los últimos años. Aunque ya en los 80′ se les decia empoderadas a las mujeres “de carácter”, (siempre regia, nunca inregia).
Hoy es un tema de moda entre las mujeres: Todas somos empoderadas, y aún así nos desconocemos tanto.
Por eso, difiero de esta “tendencia de empoderamiento”, porque lo que la mueve es la superficialidad.
Para todas es muy fácil decir: “Yo quiero, yo soy, yo puedo y voy” bien maquilladas, vestidas y entaconadas, pero del dicho al hecho hay un largo trecho.
¿Qué pasa cuando nos quitamos el vestido, el maquillaje, los tacones y volvemos a nuestro día a día?
¿Somos capaces de afirmar sin pelos en la lengua que nos sentimos empoderadas?
Ahí es donde cobra fuerza el nivel de autovaloración que tengamos. Hablo del valor que creemos que merecemos y nos damos (o deberíamos darnos) nosotras mismas.
Ese valor traspasa las paredes de la autoestima, la cual es social para la psicología clínica, y para mí, es totalmente individual con impacto colectivo, ya que tú te puedes ver como X o Y, pero es cómo que sientes lo que proyectas a los demás.

De ahí, que un chica “prepago” despierte fácilmente morbo en los hombres y compasión o envidia en muchas mujeres.
Ellas se ven empoderadas: cara bonita, cuerpo descomunal, estilo al vestir, y qué se yo.
El tema es que muchas veces no saben ni lo que sienten y lo que proyectan a los demás es una golilla sexual. Como decía, se queda en lo superficial.
Autovaloración es igual a una fraterna relación contigo misma
A diferencia de las teorías psicológicas, como comenté al principio, veo la autovaloración como el conocimiento que tengo de mí, mi vida y su calidad en todos los aspectos, pero principalmente en la relación conmigo.
No es fácil. Menos cuando venimos de un entorno familiar crítico y luego nos enfrentamos a grupos sociales cuyo requisito para pertenecer es que actúes y pienses como ellos.
A eso, súmale que las mujeres vivimos bombardeadas de invitaciones a priorizar la apariencia “y la buena imagen” ante todo.
Entonces, ¿cómo no nos vamos a dejarnos llevar por el botox, la mejor cartera y los tacones 100 para empoderarnos?
Fíjate, vengo construyendo la relación conmigo desde 2016, antes era un alfiler más que buscaba encajar en el lado “más beneficioso” del faralao social.

Y aún cuando he estado rehabilitando esta parte de mi, cada domingo agendo una reunión inside conmigo porque me vuelvo a hincarme con la punta.
Cuando tienes una relación contigo en la que existe una camaradería divertida, fortaleces la verdadera clave del empoderamiento: autovaloración.
Porque en ese punto el amor propio es tácito y tu autoestima no necesita alagos para inflarse.
Tampoco temes reconocer que por encima de todos tus roles así eres tú, una niña con gran imaginación, vestida unas horas de emprendedora, otras de empresaria, otras de mamá o hija y otras de esposa.
Pero que se acepta con sus inseguridades, inconstancias, sentimientos, buenos y malos pensamientos y hermosos atributos físicos y esenciales.
En fin, con luces y sombras únicas, admirables por demás, porque nadie más las tiene.
“Tú mismo, así como cualquier otro en el universo entero, mereces todo tu amor y afecto”.
-Buda-
Autovalorarse es aceptar nuestros demonios
Uno de los demonios más comunes entre las mujeres que buscan sentirse empoderadas es el miedo al fracaso.
Por ese miedo, en ocasiones confundimos imagen con autoestima y productividad o emprendimiento con empoderamiento.
Se nos olvida escucharnos para entender que la vía más fiable para experimentar nuestro verdadero poder es el Autoconocimiento, y conocerse supone fracasar las veces que sea necesario.

Si abrazamos el fracaso le damos lugar a nuestro valor. La misma piedra no está más porque aclaras tus preferencias y te diviertes en el proceso.
Por otra parte, la autovaloración también es liberarse de etiquetas condicionantes que no nos dejan mostrarnos como realmente somos.
“Escuchar y entender nuestros sufrimientos internos, resolverán la mayoría de los problemas que encontramos afuera”.
-Thich Nhat Hanh-
Recuerda que la clave está en ti, no en los títulos, lo que llevas encima o lo que hagas.
Emprender nos dará autonomía, independencia financiera, en muchos casos, e impulso para empoderarnos en el hacer.
Pero, si no despertamos el poder de nuestro SER cualquier cosa que hagamos será como querer construir un rascacielos sobre bases de plástico.
Así que cuéntame, ¿cuál es tu concepto autovaloración? ¿Te animarías a darle un giro?
Hola tocaya, que post tan bueno. Excelente. Saludos.
Me encanta la manera tan llana (y hasta jocosa) de tratar un tema fundamental para la vida. Recibimos tantos mensajes contradictorios desde que nacemos, que nos toca emprender el aprendizaje para conocernos realmente, aceptarnos y valorarnos. ¡Gracias por esta maravillosa reflexión!
Tocaya bella. Gracias por leerlo!!! Abrazos
Gracias a ti. Marthica por leerlo. Me encanta que hayas reflexionado. Te abrazo
Gracias a ti Martha por leerlo. Me encanta que hayas reflexionado sobre el tema