Hace tiempo ya había oído las buenas referencias de un libro llamado Mujeres que corren con lobos, hasta pedí alguna vez “envíamelo” y como otros tantos permanecía en mi lista de espera para ser leído, estaba por empezar el camino de regreso con Clarissa.
No sabría decir si hubo un llamado importante o especial para que el próximo del cual tendría que sumergirme en sus páginas fuera precisamente éste que proponía Clarissa. Con sus títulos sugerentes en el índice me preguntaba ¿de qué especie se trata esto de hablar de huesos y naturaleza salvaje y que tiene que ver con las mujeres?
Lo cierto es que llegó a mí como un atisbo de luz cuando el llamado a un espacio terapéutico de mujeres tocó a mi alma, y a su voz, nada más estuve lista para participar y la sorpresa fue escuchar “nuestra primera lectura será de la mano de Clarissa”.
Puedo jurar que no fui infiel a mi comunidad primigenia de mujeres lectoras pero ese llamado se adelantó al mes de la mujer, también a la lectura del mes, y luego de haber pasado por los reveladores cuentos de los dos primeros capítulos se reafirmó el llamado “habemus lectura: Mujeres que corren con lobos”, ya estaba de regreso de la mano de Clarissa.
Llegó el día, abrí el archivo y apenas descubrí el número de sus páginas, más de 900, y pensé caray soy lectora lenta por la cantidad de pausas y la fascinación por los detalles que me hacen pensar e investigar más allá, pero lo más importante el llamado del grupo y mi compromiso con él, ¿sería que me imponía yo misma un sacrificio?, pues la carcajada culposa me delató.
Se trataba de salir a buscar mi naturaleza instintiva, así lo anuncia Clarissa, escucharme, prestarme atención y a mis necesidades darles la bienvenida con respeto. Tarea nada fácil cuando la costumbre ha sido acallar nuestra voz, ceder nuestro poder y abandonar nuestros sueños en pos de la cultura o de lo que creemos importante conservar en nuestra vida.

Mi experiencia con Clarissa
Lectura sin apuro pero sin pausa en la que un dispuesto grupo de cofrades nos reunimos con gran ilusión y expectativa una vez a la semana para explorar los recovecos de la psique femenina y el instinto salvaje de toda mujer que pugna por salir y permitirse respirar desde la libertad que Clarissa nos invita a recuperar.
Fascinantes han sido los descubrimientos y ver reflejada mi vida en las explicaciones que respaldan los cuentos e historias que nos comparte Clarissa, vainas de mujeres podría decir quien no tiene ni remota idea de lo que significa vivir siendo mujer en un mundo lleno de lobos, pero así es el camino de regreso con Clarissa.
Ese mismo en el que es necesario morir para vivir, apropiarse y sacar esa naturaleza salvaje, instintiva y sabia que solo nosotras las mujeres tenemos pero, se nos ha olvidado o así lo hemos decidido cuando vivimos por y para todo lo demás que está fuera de nuestra naturaleza esencial.
Coincidencia o gran oportunidad que llega justo ahora que me estoy redescubriendo desde mi grandeza y también desde mis sombras, que no son únicas sino compartidas por todas las maravillosas mujeres que buscan el regreso a lo instintivo y a la esencia de ser mujer. Ese algo salvaje del que habla Clarissa y que pocas veces encontré con tal énfasis recordativo.
Lo que heredé de mi madre
Entender que no hubo Vasalisa que me recordara la intuición, me da el permiso contundente para dejar morir a la niña anhelante y convertirme en la mujer que cuida de sí misma, apoyándose en las que están en su vida para aprender y conocer a la verdadera madre, amorosa, compasiva y empática con la cual sentirse identificada e inspirada para ir al encuentro de la mujer sabia y decidida.
¿Que si es difícil? por supuesto que sí, todo proceso de transformación lo es, por eso Clarissa nos recuerda a los aguerridos y necesarios hermanos de la joven esposa de Barba Azul, los mismos que surgen de la nube polvorienta que esconde los recursos más poderosos con los que contamos las mujeres para ponernos en pie con orgullo, valentía y coraje.
Con Clarissa voy por más
Un tesoro hecho palabras este libro que se disfruta y desmenuza en compañía, con las cofrades, con las compañeras de vida y de ruta, con un lugar frente a la hoguera que construimos entre todas cada vez que nuestra sabiduría instintiva se reúne para dejar que aflore nuestra numinosidad, cuando nos permitimos estar de regreso con Clarissa.
Una hermosa palabra que recién descubro con Clarissa y para la que me adentré a investigar lo que significa, numinosidad consiste en no perder nuestra capacidad de asombro y curiosidad innata estando presentes ante lo sagrado y fascinante que esconde nuestra fuerza vital.
Gracias Clarissa en nombre de las mujeres que corren con lobos en este lado del mundo.

Rosa Masi

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