El síndrome de caperucita roja

Si eres fanático de los cuentos de hadas, seguro en muchas oportunidades habrás leído a Caperucita Roja, pero te sorprenderá saber que existen unos patrones de conducta vinculados al clásico literario al cual han denominado síndrome de caperucita roja.

Y es que resulta inevitable a la curiosidad de un lector,  bajo cualquier contexto, leer la frase: el síndrome de caperucita roja, y no detenerse a indagar un poco más allá.

Érase una vez una niñita que muy a menudo lucía una hermosa capa de color rojo, a la que todos llamaban Caperucita Roja.

Justo así comienza la historia del clásico cuento infantil Caperucita Roja,  el cual se propagó inicialmente de forma oral.

Caperucita Roja

Pero fue Charles Perrault el primero en plasmarlo en forma escrita en el año de 1697, seguido por Ludwick Tyc en 1800 y luego por los hermanos Grimm en 1812.  

El cuento de caperucita roja tal y como lo conocemos hoy no es más que una evolución censurada de lo que en un principio fue el clásico de Perrault, y poco a poco fue evolucionando, hasta alcanzar el final feliz que actualmente conocemos.

Interpretaciones del Síndrome de Caperucita Roja

Y  es que, son diversas las interpretaciones que se le ha dado a un comportamiento relacionado con este clásico de la literatura de los cuentos de hadas.

El síndrome de caperucita roja puede ser visto como aquella circunstancia en donde la persona se encuentra frente al lobo feroz pero es incapaz de detectarlo, creyendo aun que está en frente a la dulce abuelita,  ya sea por ingenuidad o porque simplemente no desea ver la realidad.

También,  ha sido catalogado como el síndrome de la inseguridad femenina, en donde pareciera obvio el camino a tomar pero siempre se elige el más complicado.

Por otro lado, se ha asociado este síndrome a una posición machista en donde las mujeres simplemente solo somos presa fácil del lobo feroz.

Desde temprana edad, se nos inculca a no andar sola en la calle, a evitar zonas de riesgo, porque nos pueden violar, matar, robar, entre otros.

Y justo así se crian las niñas, sumisas, inseguras e inocentes ante lo que les pueda pasar, de allí justamente a que nos llamen el sexo débil, las encargadas de llevar la bandera de la virginidad el mayor tiempo posible.

Pero la idea siempre es firme: se requiere de la presencia masculina para sentir seguridad en los diversos ámbitos de la vida.

Y sin ir muy lejos, hasta en el ámbito político, donde diversos analistas han encontrado las similitudes que asocian las circunstancias de este clásico cuento infantil con la vida política y social de un país.

En donde el lobo representa la corrupción y  caperucita a una ciudadanía que aún cree que los actores políticos no terminarán mostrando los feroces dientes bajo la frase:  “para comerte mejor”.

Pero  dejando atrás el entorno político y combinando las primeras tres interpretaciones, y con un peso de moralidad sobre una capa roja.

Los Personajes en el síndrome de caperucita roja

El clásico cuento de Caperucita Roja, con el pasar del tiempo evolucionó  y con él los personajes, y no sólo la inclusión de otros personajes sino más bien el papel que juega cada uno de ellos en la historia.

  • Caperucita Roja: Timida, dulce, sumisa y llamativa jovencita en vísperas de la adolescencia
  • El Lobo Feroz: Fuerte, astuto y manipulador dispuesto a todo por alcanzar sus objetivos.
  • La madre: con firmes principios morales
  • La Abuelita: figura materna débil y convaleciente.
  • El leñador o cazador: figura de protección masculina encargada de salvar a la jovencita de su desgracia.

Entendiendo el papel de cada uno, podemos ver bajo qué escenario se puede desarrollar este  síndrome, en donde no todo el peso recae sobre el lobo, sino más bien en un entorno dominado por advertencias y prohibiciones que abonan campo de la inseguridad.

Identificando el síndrome de caperucita roja

Aunque este síndrome no sólo se centra en el lobo como el malo del cuento sino más bien en la actitud que adopta la caperucita ante éste.

Muchas veces hemos escuchado la frase, después de un divorcio o rompimiento, relacionada a que todos sabían como era esa persona menos tú.

Caperucita roja

Todo ello, haciendo referencia a esa otra cara que mostró, tal vez desde un principio, pero que caperucita inocentemente no quiso ver.

Quienes padecen el síndrome de caperucita roja, normalmente presentan comportamientos que se asocian a cualidades relacionadas con una autoestima baja, entre estas:

  • Se acostumbran a establecer vínculos poco saludables, en donde la sumisión e ingenuidad se establecen como la constante.
  • Ven abuelitas en todas partes, es decir, la bondad y la generosidad la ven reflejada en todas las persona, aun sin conocerlas.
  • El amor propio se ubica en el sótano de sus aspiraciones personales.
  • Se establece un patrón de dependencia emocional con los seres más cercanos como pareja, amigos, padres, entre otros.
  • La confianza exagerada se establece como bandera ante cualquier situación, ignorando intenciones obvias.

 Los Secretos de Caperucita

Los múltiples análisis que se han realizado bajo la lupa de la psicología, han dejado en evidencia que la historia de Caperucita Roja no se centra únicamente en una tímida e ingenua niña.

Más allá de la versión actual del clásico cuento de niños, existió una primera en donde el lobo mata a la abuelita pone su sangre en una botella y rebana su cuerpo, así de desgarrador y frio.

Incluso, en esta primera versión, el lobo (disfrazado de la abuelita),  le pide a Caperucita que se desvista y se meta a la cama, en donde luego de las preguntas típicas se la come en el acto.

A partir de las siguientes adaptaciones es censurada esta última parte, obviando la desnudez de caperucita e incorporando al leñador.

Caperucita Roja

La típica capa roja nos cuenta una historia, advirtiendo la llegada de la primera menstruación, de la niña que está a un paso de la adolescencia y que es tentada por el lobo a despertar sus instintos sexuales reprimidos.

En el Síndrome de Caperucita Roja, el lobo feroz es simplemente aquella persona que nos engaña, de forma repetida y constante.

Y aunque, la moraleja del cuento nos insta a no confiar en extraños, más allá de esto el punto se centra en no caer en la tentación de un diálogo manipulador y  convincente.

El problema no es que el lobo esté en el bosque, sino que no seamos capaces de identificar sus verdaderas intenciones.

Pero un análisis profundo nos mostraría, entre letras, a una caperucita que se revela a las normas y consejos maternos y se abre camino hacia lo desconocido y prohibido.

Todas llevamos una capa roja

Hablando en términos generales, todas en algún momento nos vestimos de ingenuidad, caemos en tentaciones y nos dejamos llevar por enormes fauces que simplemente están a la vista y a punto de devorarnos.

La moraleja del clásico cuento advierte: nunca hables con extraños, obedece a tu madre  y no te salgas del camino.

Todas estas nos pueden parecer frases muy típicas en procesos de crianza de niñas, sobre todo en vísperas de adolescencia.

Pero a veces es la incredulidad la que nos enseña, y el problema de fondo no es evitar hablar con extraños sino más bien nos deben enseñar a tener objetivos claros y poder de decisión.
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Soy Paolis Palacios, nacida en la ciudad de Caracas, pero de raíces firmemente Barloventeñas. Esposa, madre y emprendedora gastronómica. Licenciada en Contaduría Pública, con estudios de Especialización en Finanzas y Maestría en Finanzas Corporativas. Asesora Contable. Practicante de CRP. Adicionalmente soy Chef con estudios superiores de panadería y pastelería. También soy fundadora de la comunidad “Emprendedoras Reposteras”.

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2 comentarios en “El síndrome de caperucita roja”

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