El camino siempre estará lleno de experiencias, algunas buenas y otras no tanto. Lo cierto es que identificar lo que no funcionó me coloca una vez más ante la posibilidad de quemar viejas actitudes, hasta las que aún permanecen como puntos ciegos.
Aprendizajes
Se trataba, entiendo hoy, de abrir mis sentidos para catar los sabores y olores de cada oportunidad de intercambio, cada aparente cercanía, poder volverme experta con ojo clínico para saber cuando estaba a merced de lo que nada bueno podría aportar a mi vida.
Y digo esto desde la perspectiva de quienes se sirven de otros para complacer estrategias de manipulación y obtener el efímero suministro que les llene un vacío no identificado pero insaciable.
Arrastrar y devorar las fuentes de empatía genuina y espontánea con la ilusión de poder hacerse de ella cazando al mensajero, una sensación de dolorosa injusticia e incomprensión para la que fue necesario afrontar y decidir mantenerme a salvo.
Quemar y destruir
Y no hay desvío, porque estas letras son para hablar de sobrevivencia después de quemar y destruir, convocarme con gentileza a la quema del egoísmo y el orgullo que venía viajando en mi corazón y me llevó a ser quien soy.
Hoy también me permito quemar, destruir y avanzar, por las veces que el recuerdo de la indefensión y la necesidad de ser aprobada me detuvo. Derribar los muros que levanté para protegerme de todo aquello que me separaba de la libertad cuando lo más urgente y necesario era sobrevivir.

Porque aprendí a mirar al otro no con indiferencia sino dosificando mis necesidades para no colocarlas a merced de sagaces oportunistas. Ayudar, brindar empatía pero respondiendo a los límites claros de la sensatez y la coherencia, una medida justa para evitar la espesura del azúcar hecho jarabe.
Este recorrido se vuelve un manifiesto con el que decido hoy abrir mi corazón a lo nuevo y al amor, ese que nace en las cenizas del fuego que llegó para quemar, destruir y avanzar sobre lo que ya no aportaba valor a mi vida y ha quedado como lejana referencia.
Las mejores cenizas, las que quedan de ver arder los atisbos de sombra y oscuridad en mí, claro que me dejaría con desbalance de mi esencia como ser humano lleno de dualidades y polaridad en cada paso y elección de mi vida.
Como el ave fénix
Por eso, arder en el fuego da la transformación necesaria para poder resurgir como el ave fénix de sus cenizas, aunque realmente no puede destruirse sino avanzar y desarrollarse como el espíritu libre que sabe a dónde quiere llegar y lo asume con responsabilidad y compromiso.
De manera que la forma no puede ser otra que abrazarme, con todo lo que forma parte de mí y me constituye, no será más que un simbolismo, quemar y destruir, pues no dejarán de estar mis actitudes naturales y las aprendidas a través de mis experiencias.
Por último, te comparto unas palabras que recibí hoy muy a tono con el proceso de quemar, destruir y avanzar y es que “…la vida que nace de la muerte nace desnuda…”, tan nueva y pura, digo yo, como la requiere la visión para volver a empezar un nuevo ciclo.
Mi reflexión final
Recuerda quemar y destruir todo aquello que nos resta autenticidad y abonar con las cenizas el crecimiento que nos permite avanzar.
Buen miércoles de ceniza…

Rosa Masi

Latest posts by Rosa Masi (see all)
- De regreso con Clarissa - 25/03/2023
- Quemar, destruir y avanzar - 25/02/2023
- Cuando sabes que ya es tiempo - 30/01/2023
- Volver a empezar - 25/11/2022
¡Guao, que intenso! Me gusta la analogía de ver nuestra transformación como cenizas que dejas atrás porque simbólicamente el fuego purifica aquello con lo que se topa y arrasa a su paso.
Y es que vivimos y morimos todos los días, si así lo permitimos. Te deseo bendiciones en ese nuevo camino
Resurgir de las cenizas es tan gratificante. Coincido en que muchas veces nos toca recomenzar y qué satisfactorio es hacerlo desde el aprendizaje y nuestras nuevas visiones, ¡gracias por este post!